La endoscopia ha supuesto una revolución muy positiva para el tratamiento de la obesidad, ya que permite intervenir al paciente de forma segura y eficaz, minimizando los riesgos que supone cualquier intervención quirúrgica. Con ayuda de nuestras técnicas endoscópicas, conseguimos reducir la capacidad de la cavidad gástrica a través de la boca, sin incisiones ni cicatrices. Además, dada la escasa invasividad de estos procedimientos, los pacientes experimentan un pospoperatorio rápido y sin complicaciones, pudiendo hacer vida normal al día siguiente de la intervención.
Existen tratamientos endoscópicos temporales, como el balón intragástrico, que se retiran una vez pasados los seis o doce meses, y tratamientos permanentes, como el Método Apollo o el POSE, que consiguen reducir el estómago sin cirugía. Todos ellos se realizan siempre bajo sedación y son totalmente reversibles.
En general, estos tratamientos están indicados para aquellos pacientes con sobrepeso u obesidad leve o moderada, con un IMC comprendido entre 25-35. Además, se recomienda a pacientes con obesidad grave o mórbida como paso previo a la cirugía bariátrica.